lunes, 31 de diciembre de 2012

El destino de Finx.


Solo le pedí a la corte de Maidana, tres días para poder cambiarle el carácter a Finx, solo tres días y prometí que si lo lograba yo cuidaría de el, en caso contrario, estaría dispuesto a que lo maten.
Nadie sabe muy bien como fue que Finx apareció en Maidana, pero una mañana casi destroza toda la ciudad, por suerte pudieron atraparlo.
Cadenas por aquí, cadenas por allá, el pobre quedo en una gran jaula encerrado. ¿Su destino después de eso? La gran corte había tomado la decisión de matarlo, pues, era un dragón sin dueño y al parecer sin un lugar a donde ir.
Los grandes caballeros tenían dragones para enfrentar las distintas batallas, fue ahí cuando tuve la gran idea de... ¿Domar o dominar? Bueno, la idea de cambiar a Finx, de cambiar su mal comportamiento, por el de un dragón real. Fue entonces cuando pedí los tres días a la gran corte.
El primer día, fue nuestro primer contacto, decidí que nadie me acompañase, abrí el gran candado de la jaula, me miro con sus ojos rojos y abrió sus grandes alas, me asustó, tanto, que retrocedí dejando la puerta de la jaula sin candado. Trato de escapar, pero atine a decirle “¡NO!”, retrocedió y largo un gran gemido, otra vez logro hacer que retrocediera, pero no tanto como la primera vez. “Te dije que no”, le dije, y retrocedió. En ningún momento dejamos de mirarnos a los ojos. Sus ojos eran rojos, como el fuego, rojos, muy rojos. Sin miedo, atraído por su mirada, decidí acercarme, amago a abrir sus grandes alas de nuevo, pero no lo hizo, extendí mi mano hasta su cabeza y logre tocar su hermosa piel de color oscuro. Cerré la jaula, y me fui sin  más.
El segundo día, cargue en mi bolso un gran trozo de carne y fui nuevamente solo hasta la jaula, la abrí y me metí sin miedo alguno, me miro, levanto sus garras, y las volvió a poner en el suelo, sabia que no iba a lastimarme. Extendí mi mano y lo acaricie, nunca creí que iba a dejarse querer de esa manera, saque la carne que llevaba en mi bolso y se la di, comió con ansia, parecía tener hambre. “Esto es carne de animales, y te prometo, si te seguís portando así conmigo, te esperan grandes manjares reales mi dragón” le dije.
Lo acaricie por un largo tiempo, fue así que descubrí en su cuello un pequeño grabado con tinta, su nombre, FINX.
Se agacho, como haciendo una clemencia hacia mí, fue cuando aproveche y acaricie su lomo. “Subí” escuche una voz en mi interior. Cuentan, los grandes caballeros, que el lazo que tienen con sus dragones es tan fuerte, que se comunican telepáticamente con estos, en ese momento, no podía creer lo que estaba pasando, tenía un lazo con Finx, un lazo ya bastante fuerte.
Me subí a su lomo, y nuevamente escuche una voz en mi interior, “Esto es recién el comienzo mi caballero, usted sin conocerme me demostró un gran respeto hacia mi, como nunca nadie lo había echo, pero recuerde que solo es el comienzo…”, y se levanto tirándome al piso de su lomo.
Quedaba un día, un día para decidir el destino de Finx.
Fui hasta la jaula el tercer día y la abrí de puerta a puerta, confié, en que si realmente había construido un gran lazo entre Finx y yo, este no se escaparía y se quedaría a mi lado para combatir en grandes batallas, para volar por la ciudad libre sin que nadie quisiera atraparlo, para convertirse en un dragón real. Salio de la jaula, abrió sus grandes alas y se fue. Pensé que todo había sido en vano, que nada sirvió, que iban a atraparlo y matarlo como se había dicho en un principio.
Me quede mirando el horizonte desde la torre donde estaba la jaula de Finx pensando que seria de el. Escuche un fuerte ruido detrás de mí, me di media vuelta, y ahí estaba el. Finx, había vuelto, pero no estaba como yo lo conocí, llevaba una gran armadura dorada, y se agacho nuevamente ante mí como lo hizo anteriormente.
Me subí a su lomo, y me dijo “No pensaba dejarte, solo necesitaba mi armadura, jamás antes usada, ya que jamás pensé que iba a ser el dragón de caballero como vos”, “Volemos hasta la corte” fue lo único que le dije.
Volé encima de Finx, era increíble, una sensación que jamás podré describir. Llegamos a la corte, y demostré a todos que pude cambiar a Finx.
Aquel dragón que llego destruyendo Maidana ya no era el mismo, ya no la destruiría, pelearía para ella.
Finx ya no era un dragón sin dueño, ya no era un dragón sin un lugar a donde ir, su lugar era Maidana, Finx era mi dragón, con el que pelearía en grandes batallas, con el que volaría por cualquier lugar, su destino era estar a mi lado, Finx logro ser mío.

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