martes, 26 de julio de 2016

El reloj de bronce.

Estoy escribiendo El Reloj de bronce en Wattpad. ¿Qué es Wattpad?, Wattpad es una red social para escritores, o personas que les gusta escribir, en ella se encuentran millones de obras de distintas personas del mundo, el único requisito para poder leer o escribir es estar registrado y lo pueden hacer muy fácil, ya que nos podemos generar un usuario con nuestra cuenta de Facebook o nuestra cuenta de Google+, eso no cuesta más que dos minutos, no sean vagos. Actualmente el proyecto va teniendo forma y voy subiendo cinco capítulos, es fácil, apenas término de redactarlos los corrijo y los subo al instante, así sin avisar. Eso me da tiempo de poder hacer mis cosas y tenerlo listo cuando se me dé la gana sin la necesidad de escribir “x” capítulos y subirlos en “x” días de la semana, es más fácil para mí. Y si, el proyecto se va a completar, mientras tanto te pido por favor que si te gusto, me des una mano compartiendo mi obra, me ayudaría muchísimo y me motiva a seguir escribiendo. 
Te dejo el link acá abajo para que puedas leer este intento de novela y no te quedes afuera, estate atento que los capítulos se suben súper rápidos y puedo subir hasta tres en una semana, uno tras otro. ¡Dale, anímate!. ¡Nos estamos leyendo!

Click en la imagen para empezar a leer El reloj de Bronce.


domingo, 27 de diciembre de 2015

Seco.

Queridos lectores, mejor conocidos como lectores constantes, quizás lectores amigos de mi Blog.
Antes de empezar quería pedirles una disculpa, por que se que lo que va del corriente año 2015, no tuve tiempo de subir casi nada a este querido espacio que tantas alegrías me dio. En fin, disculpas.
Hoy vengo a ustedes nuevamente, por que aunque el tiempo me apretase, nunca deje de lado este hobby que tanto me gusta, escribir.
Si bien tuve algunos inconvenientes en lo que va del año, ya que lo primero que quería mostrar en lo que es escritura que lleva tiempo, era "María", mi primer intento de "novela", por diferentes obstáculos, entre ellos el quedarme sin computadora y dejando todo lo que había escrito en ella, no pude seguir con ese proyecto, sin embargo, como ya les dije, no me quede así no mas.
Estos últimos dos meses, me propuse escribir un relato largo, ojo, es solo un relato, el cual termine hace unos días, pero es un poco difícil tener la cabeza en estas cosas, cuando uno lleva delante una vida la cual trae consigo responsabilidades, se me hizo un poco complicado, entre escribir, corregir, diseñar una portada, buscar donde subirlo, realizar el pdf, llegue al punto de dejarlo de lado, pero este año necesitaba hacer algo, no quiero dejar esto que tanto me gusta, a un lado, por que tanto leer como escribir forman parte de mí.
En fin, este proyecto se titula Seco, y es solo un tercio de dos relatos más que voy a escribir.
Espero que lo disfrute, tanto como yo disfrute al escribirlo y nuevamente disculpas por dejar este espacio de lado.
Este relato hay que pagarlo solamente con un sistema muy simple, una vez lo descargues vas a ver de que se trata, no busco tu dinero, sino un poco de tu apoyo en las redes sociales, es un poco difícil hacer todo esto solo, luego de eso, a quedarse tranquilo que todo lo que escribo en mi Blog es totalmente GRATIS.
Espero que les guste, un abrazo enorme.


DESCARGAR:

jueves, 14 de mayo de 2015

El momento.

Fue un cerrar de ojos, y ahí estaba, empuñando un arma y apuntándole en la cabeza a aquella muchacha, jugando a ser Dios, diciéndole que podía quitarle la vida en un segundo sino hacia lo que yo decía. Estaba loco, "el momento", me gustaba decirle a eso que sentía.
Aunque no sé realmente, si eso era un sentimiento completamente correcto, es un gran misterio el saber que es lo correcto, ¿Misterio? Que palabra fuerte, ¿No? En fin, en estos momentos no se me ocurre otra palabra, la situación no es muy apropiada para pensar correctamente, la transpiracion recorre mi cuerpo y los nervios me hacen temblar, el arma no esta apuntando bien, pero el momento, ese pequeño momento me lleva a hacerlo.
Como les iba contando, es muy difícil saber si hacemos lo correcto, si realmente la vida que vivimos es la que nuestros instintos mandan. Desde pequeños nos enseñan que robar, matar o cosas por el estilo no deben hacerse, que está mal, y ahí esta la respuesta que estaba buscando. Nos aferramos a la moral, las represalias por ahora no importan, nos aferramos a eso que nos dicen y eso nos mantiene "al margen", pero es ahí cuando aparece el momento.
¡METETE AL AUTO Y CALLATE LA BOCA!, le grito a la muchacha mientras la empujo con fuerza, me meto al auto y cierro las puertas, me saco la capucha y la miro a los ojos con furia, enojado golpeo el frío metal del arma en su nuca dejándola inconsciente.
El momento creo que es algo que muchos sentimos, incluso hasta usted querido lector, puedo asegurarle que usted sintió el momento, y si no, puedo asegurarle que va a sentirlo algún día, ese momento que deseamos sacar aquella locura que sentimos, de adentro nuestro, ese momento que nos lleva a hacer las cosas que menos nos imaginamos, ese momento en el que nos convertimos en bestias con ganas de robar, matar, torturar, hacer las cosas mas terribles, sacar eso que la moral nos impide que seamos, sacar ese monstruo que realmente somos y que no mostramos a los demás.
Ya estábamos muy lejos para cuando ella despertó, ¡Plaf!, le di un golpe en la nariz por propia diversión mientras me reía y la sangre le goteaba, me gustaba su cara asustada, me gustaba su cara asustada con sangre.
Llegamos a un descampado, y crei que seria el lugar perfecto para terminar con todo, en los noticieros casi siempre los descampados eran lugares recurrentes para realizar un crimen, entonces decidí que si, alli seria. Me baje del auto, abrí la puerta del acompañante y la saque de los pelos, arrancándole algunos, se cayo al piso y le pateé la cara con fuerza, dejándola nuevamente inconsciente.
Pensé que debería ser el momento más lindo y confortable, así que abrí el baúl del auto y puse música desde el estéreo, y espere tranquilamente.
El momento, era perfecto. Todo, era perfecto.
Iba a hacerlo rápido, ya se estaba haciendo tarde y tenía que volver a casa, al fin y al cabo, ese diminuto momento era para sacarme aquella locura que llevaba encima, aquel impulso que sentí cuando me acerque y le puse el arma en la cabeza.
Cuando ella despertó, me miro a los ojos, yo la mire y me reí. Me agache y la acaricie, fue el momento. Cuando volví a levantarme, empuñe el arma y le apunte en medio de los ojos, sus ojos golpeados por mi, y sin pensarlo, ¡click!, el sonido del gatillo escuche.
Cuando abrí los ojos nuevamente, ahí estaba, en la esquina de casa esperando el colectivo para ir a trabajar, y delante mio estaba aquella linda muchacha, se ve que me quede colgado, y todo lo que paso, paso solo en mi mente.
Solo fue aquel pequeño momento de locura que me hizo imaginar y sacar lo peor de mi, aquel impulso, aquello que no nos animamos a hacer, por que no es lo correcto.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Perfección.

Aquella noche, un centenar de ángeles escaparon del cielo para venir a la tierra y quedarse en ella para siempre.
Ni el ser humano más ateo podía creerlo, pero sin dudas, estaba pasando, los ángeles estaban en la tierra, aquellos seres alados, tan libres, llenos de fe, bondad y por sobre todas las cosas, llenos de amor, estaban allí frente a sus ojos. Cansados de que el hombre se equivocara, de que el hombre destruya la tierra y todo lo que lo rodeaba, sin que nadie hiciera nada para pararlo, se escaparon de los cielos para terminar con tanto odio, tanta violencia, tanto mal que rodeaba a las personas.
Ahí estaba, la alianza más pura que podría existir, las personas y los ángeles viviendo juntos, nada más y nada menos. La tierra cambiaba, las cosas cambiaban, aquellos seres habían logrado lo que realmente querían, lo que traían en sus mentes estaba pasando en la tierra, lo que pensaban estaba pasando al fin, aquello que pudieron robar del cielo estaba entre los seres humanos, aquello tenía el nombre de Perfección. ¿Un mundo perfecto?, por favor, ni aunque el escritor más famoso del mundo logre escribirlo, la perfección no existe, y si existe, puedo jurarles que no es por mucho tiempo. Es aquí cuando la historia da un giro inesperado en tan solo una persona.
La tierra era al fin un lugar lleno de aquella cosa llamada Perfección, basta de peleas, basta de robos, basta de todas aquellas cosas malas. Los ángeles vivían entre las personas y eso parecía ser lo más normal. Pero las cosas empezaban a tornarse malas, cuando los ángeles se preocuparon por aquel extraño hombre que les estaba cortando sus alas, convirtiéndolos en mortales y quitando muy de a poco el perfeccionismo del mundo.
La Realidad había invadido el corazón de aquel humano, cambiándole aquel pensamiento que los ángeles habían metido tanto en su cabeza, aquel joven empezó de a poco a cortarles sus alas, empezaba a cortar la perfección. Aquellos malditos ángeles lograron esparcir la Perfección por todo el mundo, pero él no iba a parar hasta cortarle las alas a todos, absolutamente todos los ángeles que estuvieran en la tierra, así tuviera que recorrerse todo el mundo, iba a terminar con cada uno de ellos.
El mundo empeoraba, las cosas marchaban mal, los ángeles temían, las personas cambiaban sus formas de pensar, la Realidad estaba frente a ellos.
El joven asesino de ángeles estaba terminando con cada uno de ellos, sus alas, su bondad, su amor, todo se iba volando luego de sentir el filo de aquel frío cuchillo. Quedaban menos de la mitad de todos aquellos ángeles que bajaron a la tierra, y su plan de quedarse para siempre con los humanos se desmoronaba, la tierra tomaba un rumbo diferente, aquel mundo perfecto que algún día soñaron, ya no existía. Empezaba a existir el miedo, la violencia, la maldad y demás cosas que antes estaban, pero ahora volvían para hacerse más fuertes que nunca.
El miedo estaba en todos aquellos pocos ángeles que quedaban, aquel miedo logro hacer que se marcharan para no volver, y con ellos se llevaron aquello que robaron una vez para creer que la humanidad podría salvarse, aquello que llevaron para que todo este bien, se lo llevaban nuevamente al cielo.
Fue así como la Perfección abandonó la tierra para nunca más volver, aquella realidad que es tan difícil de ver estaba entre los humanos, pero también estaban aquellos ángeles que se quedaron sin alas, aquellas personas tan buenas aún allí estaban, ya no eran ángeles, no, pero eran lo más bueno que quedaba en la tierra, eran lo más cercano a una perfección que esta muy lejos todavía.
Nunca más volvieron a bajar del cielo, y la tierra jamás volvió a ser perfecta. Un pedacito de Perfección quedó en lo más fondo de cada ser humano, pero ya no existe un mundo perfecto, sin ahora buscarlo.

jueves, 7 de agosto de 2014

La espera.

— ¿Me amas? —Le pregunto ella cuando la abrazo.
—Te amo, pero no puedo seguir esperándote mi amor. —Le respondió.
—No me dejes.
Él estuvo con ella por más de dos años, esperándola. Desde que la conoció toda su vida cambió, hacia lo que sea por ella, podría pasar un huracán, pero él siempre la esperaría.
Ella lo veía y se enamoraba cada vez más, le encantaba, pero no podía apurarse, todo a su debido tiempo, todo a su debido tiempo.
—No voy a volver, no más. —Dijo él con lágrimas en sus ojos.
—Todavia no, por favor.
En la cabeza de ella se pasaban todas las cosas que habían vivido juntos, él le llevaba el desayuno, el almuerzo y la cena a la cama siempre, la amaba, la mimaba, la hacia sentir única, realmente lo era. Le contaba sus días y lo mucho que la extrañaba cuando no la veía, la enamoro con su forma de ser, hizo muchísimo por ella y hoy la estaba dejando sola.
Todavia recordaba aquella primera vez cuando lo escucho llegar, tan lindo, tan cortes y tan tierno. Recordaba aquellas cosas que le decía al oído, que no la iba a dejar jamás, que cuando todo esto pasase él seria su esposo y serian felices por siempre, que no le gustaba esperar, que no iba a aceptar un no como respuesta y que aunque tuviera que esperarla una eternidad, lo haría.
— ¡POR FAVOR, NO ME DEJES!, ¡TODAVIA NO!
Por su parte, él estaba cansado, había esperado demasiado, le dolía, pero no podía seguir esperando algo de alguien que no obtuvo nada por más de dos años, dio todo de si, hizo todo lo posible y por haber, y nada, nada de nada. Era hora de darse por vencido, de decir basta, las cosas no iban a resultar, el tiempo pasaba y él no podía dejarlo pasar y no hacer absolutamente nada con el maldito tiempo, tic-tac-tic-tac-tic-tac, el tiempo corría cada vez más rápido, la vida se pasaba volando.
Sin embargo, y a pesar de perder mucho tiempo, nunca se iría a arrepentir de todo el tiempo invertido en esa persona, en aquella casualidad, por que, sin dudas fue una casualidad. Él se había curado de algo anterior, y justo en eso apareció ella para darle vuelta su mundo, fue entonces cuando desde hace más de dos años, quizás casi tres, él nunca se despego de ella.
Hace unos días, un familiar de ella lo llamó y le dijo lo que sucedía, que la despidiera, que ya no la volvería a ver, había pasado mucho tiempo y nadie, absolutamente nadie obtenía una respuesta.
Con lágrimas en sus ojos, y un gran dolor en su pecho, le tomo la mano y un segundo después la abrazo muy fuerte.
—Te amo, pero no puedo seguir esperándote mi amor. —Se acercó a su oído— Me hubiera encantado que me conocieras, espero que me hayas escuchado al menos una vez.
Y sin más, la dejó de abrazar y solamente tomo su mano.
—Todavia no. —Seguía diciendo ella, pero nadie la oía.
Justo cuando aquel medico estaba por desconectar su respirador, ella despertó.
Lo miró con una mirada llena de felicidad, y con pequeñas fuerzas dijo: Ya basta de esperar.
Y ambos se conocieron.

lunes, 7 de julio de 2014

Miedos.

Espero que la suerte este de mi lado a la hora de escribir esto, espero ya no asustarme. Esta todo oscuro, pero venga, siga leyendo y no suelte mi mano, voy a llevarlo a un lugar más oscuro aún y recuerde, pase lo que pase, no suelte mi mano, por que no habrá retorno una vez que comience con la lectura.
Eran las seis de la tarde, pero parecían las ocho, en invierno oscurecía bastante rápido. Estábamos volviendo desde el polideportivo hasta la estación de Calzada, nos íbamos para lo de Lucas, a su nueva casa, estaba por fin viviendo solo y teníamos que ir a pasar una noche entre amigos, nada más y nada menos. Todo estaba bastante bien, éramos mayores, trabajábamos y ganábamos un sueldo, no mucho pero no muy poco, por ende, las reuniones eran perfectas, desde que todos trabajamos, nunca nos faltaba plata para comprar lo que deseáramos, alcohol, comida, en fin, todas las cosas que nunca faltan cuando uno se reúne con los amigos. Venía el colectivo.
Nos subimos al 514 que va a Adrogue, pagamos el boleto con la SUBE y fuimos charlando con Rodrigo. Nos bajamos en la estación de Adrogue y caminamos hasta lo de Lucas.
Nos enseño la casa, por que varios no habían llegado todavía, muy pocos somos puntuales a la hora de juntarnos. Era una linda casa, pequeña, pero muy grande a la vez, ya saben, esa sensación de tener una casa para si solo es indescriptible. Lo único que diferenciaba la casa de Lucas de las nuestras, los pocos que vivimos solos, era que tenía un sótano debajo de ella, pequeño. Allí había un congelador, dejamos la bebida. Pero además de eso, en aquel sótano, se encontraba una especie de escotilla en el suelo, le preguntamos a Lucas que era, pero no sabía contestarnos, no hacia ni una semana de que se había mudado. Todo se apagó.
Se oyó un ruido y la luz volvió otra vez, esta vez la escotilla estaba abierta, nos miramos los tres y nos reímos, pero era una risa nerviosa. La cerramos y volvimos arriba. En mi cabeza no salía la idea de que esa cosa se había abierto, llegaron los chicos y fue cuestión de tiempo para que me olvidase de ese tonto pensamiento.
Las cervezas se habían terminado y ahora me tocaba a mí bajar a buscar más. Apenas bajé recordé lo que paso cuando llegamos, recordé la maldita idea que tuve, apenas bajé la escotilla estaba abierta, otra vez. Intente no mirar, pero la curiosidad me invadió, me acerqué y allí estaba, todo oscuro, parecía un pozo. Saqué mi celular y prendí el flash de la cámara para alumbrar, pero nada, oscuridad pura. Ignore todo eso y me volví hacia el congelador otra vez, pero en ese momento todo se volvió oscuro, el congelador desapareció y un gran payaso, una araña, un loco con una sierra me rodearon, eran gigantes. Era como si todas las cosas que me provocaban miedo se encontrasen allí, era el pozo.
Se acercaban y yo estando ya de rodillas me daba por vencido, estaba entregado al miedo, todas esas cosas no me dejaban en paz. Aquel pozo provoco todo eso, aquel pozo, pensé y me levanté decidido, sin miedo, miraba a todas esas cosas que me rodeaban, las miraba sin miedo, sin asustarme. Las miraba mientras se hacían más pequeñas y yo me hacia más grande, la escotilla se cerró y esa oscuridad totalmente negra desapareció. Me senté en un rincón y me largué a llorar, Lucas fue a buscarme y prometió no decir nada de que me encontró llorando. Les conté lo que pasó, pero nadie me creyó, pensaban que había tomado mucho, pero yo sabia que no era así.
Cuando volví a casa me puse a investigar, y logre encontrar algo, aquella escotilla, casi invisible, que pasa desapercibida por todos, era un pozo en donde vivía el miedo más grande de todos, se alimentaba de muchos más miedos, conocía cada miedo de cada persona y lo ponía enfrente de uno para que uno tema cada vez que esto pasaba. ¿No le tenes miedo a nada?, ¿Estas seguro? Eso pensaba yo, hasta el momento cuando aquella cosa se abrió.
No se vive con miedo, pero no se ocultan tampoco, ni pueden disimularse, en cualquier momento aquel pozo de los miedos va hacer darte cuenta, al menos por un momento, que las cosas que te dan miedo, aquellas pequeñas o grandes cosas, pueden ser más fuertes que vos si no te paras y los enfrentas de una vez por todas.

sábado, 17 de mayo de 2014

Invisible.

Detrás de cada mascara hay una cara, detrás de cada cara hay una persona, y detrás de cada persona hay una historia.
Federico tenia una mascara de piedra, o de cualquier material duro, pero que no llegaba a romperse, nadie veía su cara. Una mascara con la que tuvo que cargar desde que es pequeño y la cual se iba a romper en el último año de secundaria.
Desde que tiene memoria en el curso lo han tomado de punto, el que es usado para todas las bromas, el que es culpado de todo, ese es Federico. Aunque la mayor parte del día se la pase sentado en su banco sin hacer nada, sin molestar a nadie, él sabe que es el centro del aula, pero el centro de la burla, de las risas y los prejuicios. Solo calla y sonríe, solo calla y sonríe, como ha sido siempre. Se dibuja una falsa sonrisa en su cara en la que detrás hay miles de sentimientos que solo el conoce.
Su padre trabaja todo el día y vuelve cuando el ya se encuentra dormido, su madre vive a mil por horas, quizás lo escucha, pero no le presta atención. Si le prestaran la atención necesaria, creo que hasta todo el barrio sabría el por que llevaba aquel ojo morado la semana pasada, pero no es así, Federico es invisible. Sus notas eran buenas, su desempeño escolar mejor aun, siempre estaba dispuesto a hacer cualquier tarea que se le asignaba, ¿Quién pensaría que tendría problemas?, ese era el problema, nadie pensaba en el, nadie pensaba que se escondía detrás de aquella falsa sonrisa que llevaba todos los días.
Otro día y se levanta, con su ojo morado y todo, se vuelve a poner aquella mascara, aquella sonrisa poco convincente, prepara su mochila y vuelve con miedo hasta la escuela, quiere irse, sabe que a la salida le van a pegar de a cinco, por el solo hecho de divertirse, sabe que van a cargarlo por sus anteojos o quizás por solo hablar, por solo estar allí, sabe que todo eso va a pasar, sabe que todos los días van a ser iguales hasta que se termine la maldita secundaria, hasta terminar esa maldita escuela. Vuelve a su casa y se borra esa sonrisa, llenándose su cuarto de lágrimas y gritos que solo el escucha, piensa en vengarse, pero no es lo correcto, piensa en hablar con sus padres, pero sabe que como siempre, van a estar muy ocupados para escucharlo, sabe que es invisible.
Aquella mascara de piedra, esta empezando a tener pequeñas grietas, empieza a romperse, en su sonrisa se muestra tristeza, pero siguen sin verlo, nadie lo ve. Sus notas bajan, y cada vez tiene menos ganas de ir hasta la escuela, su cuerpo se encuentra molido y en su cabeza solo escucha los insultos de sus compañeros y sus risas, sus crueles risas. Lo único que piensa es en el tiempo, solo quiere que se pase rápido todo aquel infierno, y terminar con todo, no ver a ninguno de sus compañeros nunca.
Tiene miedo. Hablar con la directora no es una opción, si hace eso, las golpizas serán más fuertes y solo va a ser más rechazado que ahora. Tiene mucho miedo, esta confundido, no hace nada, pero las burlas se encuentran igual, es buena persona, él sabe que es buena persona, solo quiere que todo esto acabe.
Una tarde decide acabar con todo esto, decide acabar con su confusión, con su tristeza, se quita la mascara y muestra su cara, su historia es turbia, amarga y fea. No es una historia que quisiera contar. Toma la corbata de su uniforme y se encierra en su cuarto solo. Sus lágrimas, gritos y quejas que solo el escuchaba ya no se escuchan, los consejos que su padre nunca le dio y la atención que su madre nunca le presto, ahora están encerrados en aquella corbata mal anudada como para usarse.
Él solo escucha las risas, las palabras y los golpes de sus compañeros que le duelen como la primera vez.
Es cuestión de un salto, y de un momento a otro, todo se vuelve oscuro y nada más se escucha. Federico era invisible de todas formas.