sábado, 29 de septiembre de 2012

Carta a mi hermana menor.


No sé como empezar esto, pero voy a empezar igual.
Si estas leyendo esto, es por que sos mi hermana menor. ¿Por donde comenzar?, es un poco difícil empezar algo que ni siquiera sabes si vas a terminar. Pero, quiero hacer esto, dejar constatado algo de que realmente me importas y mucho.
Lo malo no es tener a una mujer de hermana, lo malo es tenerte a vos de hermana. Sos una persona totalmente rara, ¿Rara?, que digo, sos una persona complicada, sos mujer.
Sin dudas, aprendí mucho de vos, no te imaginas de cuantas cosas, tenés tus días, tus tiempos, tus vueltas, tus enojos, tenés varias cosas que te hacen especial, que te hacen única.
Solo dos años de edad nos separan, pero con el tiempo, fui teniendo una relación con vos, de la cual no me arrepiento de nada. Una relación de hermanos, nada más. Me molesta demasiado el hecho de estar con vos, y que luego me digan con una voz y una sonrisa picara la pregunta de “¿Quien era esa Fer?”, pero me encanta ver la cara de esas personas cuando la palabra “HERMANA” sale de mi boca, por que claro, físicamente, no nos parecemos en nada. En cuanto a lo de arrepentirme, ¿De que puedo arrepentirme?,  me encanta tener la mejor confianza con vos, me encanta escucharte y que me escuches, lo único que descartaría de todo esto, serian esas estupidas peleas que tenemos por estupideces. En estas, las únicas que me gustaban y que siguen pasando son las de “Mamá me ama más” o “Sos un adoptado/a”.
Otra de las tantas cosas malas para destacar, es el vivir a distancia, pero aún así vernos a diario. El que abras la puerta de casa como si nada, el que te acuestes en mi cama, y uses la computadora sin ningún tipo de permiso, eso es confianza, sos la única que lo hace, te lo juro por nuestras madres.
¿Bueno?, No hay nada bueno para destacar de vos. Sos todo lo que quiero tener, sos mi hermana, y mi mejor amiga, sos tanto.
No tengo palabras para agradecerte todo, no seré el mejor ejemplo que podes tener de hermano, pero me encanta ver que te pareces un poco a mi, si, aun que no lo creas, yo puedo ver cosas en vos, que claro, vos no podes ver. Y en esas cosas que vos no podes ver, yo veo pequeños detalles, o cosas, que te hacen parecer a mí.
No sé si soy el ejemplo indicado a seguir, pero sos mi hermana, y no quiero que tengas errores como yo los tengo día a día, quiero que veas como son las cosas, pero que aprendas de tus errores como yo.
Además de eso, sabes que voy a cuidarte con mi vida, mi alma y un poco más, que no voy a dejar que nadie te lastime, y mucho menos que te borren esa hermosa sonrisa que tenés.
Escucharte, aconsejarte, abrazarte, llorar con vos, acompañarte, y muchas cosas más voy a hacer por vos.
Perdón, si alguna vez te hice sentir mal, o te trate de una manera que no te gusto, perdón si me enojé por cosas estupidas, o si te hice sufrir de alguna manera.
Una cosa más, no importa, pase lo que pase, solo voy a estar feliz, viéndote a vos feliz hermana.
Así, mediante esta carta, además de ser mi hermana, y bancarte todo, espero haberte demostrado lo importante que sos para mí aún que no lo demuestre demasiado, espero haberte demostrado que sos una de las cosas que me sacan una sonrisa día a día, y que además sos una de esas cosas que hacen que nunca baje los brazos, sos una de mis pocas razones para seguir adelante, para poder darte el ejemplo de que siempre, todo se puede.

Te amo con todo mí ser Julieta. Gracias por llevar la misma sangre que yo.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Solo tienes que ir a dormir.


Jeff venia siguiéndome desde pequeño, al igual que a todos, pero se presento delante mío a los trece años. ¿No conoces a Jeff?, es ese asesino que vigila que te duermas temprano, antes que tus padres, que por cierto, ellos decidieron llamar “Coco”.
Todavía recuerdo las palabras de mi madre “Marcos, vamos a la cama, dale que viene el coco”, Nunca supe por que tenia que tenerle miedo a esa cosa, lo único que sabia era que si no me dormía, “El coco me comería”.
Pero, ¿Sabes algo? Ese señor existe, no se llama Coco, se llama Jeff, y no come niños, los mata.
Claro esta, que se de su existencia, por que lo dije al comenzar este relato, el se apareció delante mío a los trece años de edad, puedo decir que soy unos de los sobrevivientes de sus ataques, gracias a mi perro, si, si, a mi perro.
Jeff, a pesar de ser un asesino, es una persona, como vos, como yo, como todos, lo único que lo diferencia de los demás, es su cara.
El anda con zapatillas, un pantalón negro de vestir, y un buzo celeste, además del celeste, tiene manchas rojas, sangre de niños.
Pero no voy a irme por las ramas, hablemos de su cara. Esta es totalmente blanca, y esta quemada, un poco de cloro, hizo que su tez se volviera blanquísima, vodka para acompañar, una pelea y un encendedor que lo quemó, así sucedió. Cuenta la historia que Jeff amaba tanto su rostro quemado y blanco que no podía dejar de verse en el espejo, pero sus ojos se cerraban a causa del sueño, por esa razón tomo un cuchillo, y se corto los parpados de sus ojos. Aparte de amar su rostro, amaba reírse viéndolo, pero su boca no le dejaba reírse lo necesario, por eso con el cuchillo también se cortó sus mejillas, que ahora forman una gran sonrisa en su rostro, al estilo “The Joker”, pero aún mas escalofriante y enfermizo. Luego de que su cara quedase así y su mente totalmente retorcida también, sus padres intentaron matarlo, pero el los mato primero.
El se mira en el espejo a partir de las once de la noche, admira su hermoso rostro y mata a quien se le interponga en el camino, ¿Por qué? Por que esta loco, y como todo asesino, debe saciar sus ganar de matar, no hay otra explicación, elige niños por que son los primeros que lo molestan.
Yo no lo molesté, solo hice demasiado ruido.
Eran las once de la noche de un viernes, me desperté de repente, la ventana estaba abierta, era extraño, por que recuerdo que mi padre la había cerrado cuando fui a la cama. Me levante y la cerré, acto seguido, me dirigí hacia el baño, claro, para eso me levante, aparte de que entraba el frío por la ventana.
Cuando llegué al baño, noté que la puerta estaba entreabierta, en su interior la luz estaba encendida y parecía haber alguien frente al espejo. Entré, con el más mínimo cuidado, fui abriendo la puerta, pensando que quien estaba allí dentro era alguno de mis padres, con solo trece años quería asustar a alguno de ellos. Cuando ESA persona que estaba frente al espejo giro su mirada hacia mi, me di cuenta que no eran ninguno de mis padres, su tez blanca, sus grandes ojos, su sonrisa que inspiraba miedo, su buzo celeste, su pantalón negro, y su gran cuchillo, lleno de sangre. Era él.
¿Era él?, que digo, si para esa edad todavía no sabia ni su nombre, pero sin dudas, ERA ÉL. Me miro fijamente con sus grandes ojos, que no se cerraban, sin ninguna palabra y riéndose como un loco, levanto su cuchillo, y empezó a caminar lentamente hacia mí. Tontamente empecé a dar pequeños pasos hacia atrás, tropecé. En ese momento el se acerco rápidamente y riéndose cada vez mas fuerte, una risa siniestra y aterradora, pero pude levantarme y correr hacia las escaleras, tropecé de nuevo cayendo por estas. El dolor era terrible, tenia solo trece años y caí muy fuertes por las escaleras, no podía levantarme, mi cuerpo de niño no tenia fuerza, y Jeff estaba ahí, bajando las escaleras, riéndose como un loco, desaforadamente, y con el cuchillo en sus manos, bajaba lentamente, tenia que levantarme pero no podía, lo único que se ocurrió fue gritar: “¡¡¡Procer!!!, ¡¡¡Procer!!!”.
Jeff se acercaba, se acercaba cada vez más, estaba enfrente mío, levanto su cuchillo, y justo en ese momento apareció Procer, saltó y mordió su brazo, aproveche ese momento y con mis pocas fuerzas, me levante, corrí hasta la habitación de mis padres.
Abrí la puerta muy bruscamente, con eso solamente mis padres se levantaron, grite, y  grite “Esta abajo, ¡Esta abajo con Procer y quiere matarme!, Me levante y el coco quiere comerme”, mi padre bajo, pero cuando bajamos la puerta de entrada estaba abierta, y no había nadie.
En la puerta, estaba tirado el cuerpo de Procer, muerto, muerto estaba el perro que me salvo la vida. Después de horas de llanto volví a la cama.
Desperté y ahí estaba, en mi habitación. Cuando abrí las cortinas para que entrara la luz del sol, note que la pared estaba escrita con sangre.
Hoy tengo 21 años y vivo solo, voy a dormir temprano cada noche, para no cruzarme de nuevo con el loco de Jeff, pero jamás, jamás, voy a olvidar su horrible rostro, su siniestra y aterradora risa, pero sobre todas las cosas, jamás voy a olvidar la pared de mi cuarto escrita con la sangre de Procer, que solo decía: “Lo único que tienes que hacer es ir a dormir…”.

lunes, 17 de septiembre de 2012

El esta mirándome.

Todavía recuerdo aquel día. Hoy, ya pasaron once años de aquel escalofriante hecho, once años, de los cuales, nunca volví a pisar un bosque, once años de los cuales, nunca volví a ver a Francisco.
Eramos niños, niños que buscaban divertirse, pero nunca pensamos en este horrible final, nunca pensamos en un final.
Recuerdo que esa semana fue la semana en la que mas había disfrutado de Francisco, me había dado cuenta que el era el único mejor amigo que tenia, pero ya no importa, estoy decidido a contarles que paso realmente esa semana.
El lunes fue su cumpleaños, nunca voy a olvidarlo, ese lunes su casa tenía algo de especial, pero lo que nunca voy a olvidar, será su cara de felicidad al recibir el regalo que sus padres le tenían preparado. Una cámara filmadora, a el le encantaba filmarse y subir sus videos a Youtube, pero los hacia solamente con la Webcam de su notebook. Creo que ese fue el mejor regalo que pudo haber recibido ese día, estuvo con una sonrisa en su cara todo el resto día.
 Al día siguiente lo vi de nuevo en el colegio, no paraba de contarme las miles de ideas que tenía para hacer videos, tenia hasta ganas de hacer una película, era su principal proyecto. ¿A quien no se le paso la vaga idea de hacer una película una vez en su vida?, Bueno, lo de Francisco, no era una vaga idea, era un sueño que iría cumpliendo de a poco. Esa tarde fue a casa a jugar un rato a la play, nos veíamos constantemente, su casa no esta muy lejos de la mía, esa tarde me contó la idea principal de que iba la película que deseaba hacer, era como la historia de caperucita roja, pero mas futurística, me había dicho su titulo, pero con el tiempo lo olvide, en mi opinión era algo totalmente infantil, pero no tenia problema en apoyarlo a hacerla.
El miércoles no lo vi en todo el día, lo llame a su casa y luego de miles de intentos, me contesto, su voz se notaba un poco extraña, un poco bastante, le pregunte por que había faltado al colegio, si se sentía mal o algo, escuchaba su respiración, pero no contesto ninguna de mis preguntas, lo único que llego a decirme con su extraña voz fue “Delgado”, luego corto. Ese día fui a dormir pensando que le había pasado, pero por mas pensamiento que tenia, no iba a adivinarlo nunca.
El jueves fui a su casa después del colegio, comimos, jugamos un rato a la play, y luego hicimos la tarea, después me mostró un guión que hizo de su película, estaba bastante bien escrito, tanto que me gusto decirle que lo ayudaría con gusto. En un momento que hablábamos de la película, y su realización, le pregunte que le pasaba ayer, me dijo que nada, y me pregunto el por que de mi pregunta, le dije lo del teléfono, me dijo que capaz atendió dormido, pero que no recordaba el haberme atendido. No me importo, eso tenia sentido, así que seguimos hablando de cómo hacer su película.
El viernes empezamos a buscar gente para hacer “nuestra” película, la mayoría de las personas eran nuestros compañeros, ese mismo día empezamos a filmar un par de escenas en su casa, y en el barrio, quedaban geniales de escenarios. Mañana ya seria sábado, y pasado domingo.
Es muy triste terminar con mi historia acá, solamente quedan dos días, pero ahora me siento mejor, mas relajado, hasta que les cuente que paso el ultimo día en que estuvimos juntos, hasta que la adrenalina vuelva a mi, y el temor me lleve de nuevo hasta su cueva, mi cueva, en la que permanecí todos estos años.
No quiero irme por las ramas, así que terminare de contar que paso realmente con Francisco, aun que, hasta el día hoy, no sepa muy bien que paso con el.
Sábado, me cuesta tanto recordar, o quizás no quiero recordarlo. Aquel día, fuimos con nuestro “Equipo” y “Compañeros de set” al bosque del colegio, a filmar un par de escenas para la película, todo parecía salir bien, filmamos  a la tarde, y esperamos a que anochezca para hacer un par de escenas en la noche. Luego de eso, cada uno tomo su rumbo, nos veríamos mañana.
Esa noche, Francisco me llamo a casa, para avisarme que mañana filmaríamos solos, el y yo, su voz era rara, tal y como el miércoles que lo llame, pero sin dudas, era el, no podía negarme, no era casualidad que solo las escenas en las que yo aparecía se veían mal. EL quería llevarme a mi.
Todavía estoy a tiempo para decirles, que pueden dejar acá su lectura, y seguir normalmente sus vidas, quizás después de este ultimo día en mi historia, ustedes tampoco querrán pisar un bosque, por miedo a que EL se los lleve. Pero si hasta acá llegaron, y quieren seguir leyendo, les voy a contar de una vez por todas que paso con mi amigo.
Ese domingo a la mañana, fui a su casa, todo iba normal, como todos los días, a la tarde, luego de comer algo, fuimos al colegio a filmar las escenas que habían salido mal, recuerdo que había algo raro ese día, niebla, si, eso era, la niebla, pero según Francisco, eso haría más interesantes las escenas. Esperamos los dos juntos a que anochezca, para ya terminar con las escenas.
Esa noche, fue la ultima noche que disfrute con Francisco, filmamos las escenas, pero ahí estaba EL, detrás de Francisco.
Grite, grite con todas mis fuerzas, pero Francisco parecía no escucharme, parecía no prestarme atención. EL no tenia ojos, pero igual lo miraba, sus tentáculos lo abrazaban, y vi como Francisco desaparecía del mundo, vi como se lo llevaba. Pero Francisco no era su objetivo, EL me quería a mi, mire al piso, y cuando volví a mirar, ya no estaba, estaba solo en el bosque, solo con el hombre que se llevo a Francisco.
Corrí, corrí con todas mis fuerzas, sus brazos se extendían, pero no, no iba a dejarme agarrar, tenia que escapar, hasta que allá, a lo lejos se veía la salida de aquel infierno.
Once años, once años ya pasaron, y todavía no sé nada de Francisco, lo único que la policía pudo recuperar, fue la cámara. En la cámara, estaban los videos, se veían mal, apenas y se podía ver el traje del hombre delgado.
Esta noche mirare de nuevo por la ventana de mi departamento, hacia el bosque, EL siempre esta mirándome, esperando a que vuelva, todas las noches, se camufla entre los árboles, pero ahí esta, yo lo veo, aunque ya soy mayor, aun puedo verlo. Muy delgado y alto, con un traje elegante, y unos grandes tentáculos en su espalda, sin cara, solo es blanco, el no tiene ojos, pero todas las noches me mira, me mira, esperando a que vuelva a pisar un bosque, para sufrir el mismo destino desconocido que Francisco…