miércoles, 5 de diciembre de 2012

Asesino a sueldo.


No es nada fácil hacer este trabajo. Es bastante difícil alimentar a una familia con él, debes ser bastante cuidadoso a la hora de hacerlo.
La mayoría de las veces, cuando la gente suele pedir mis servicios, escucho de sus labios la frase “Que parezca un accidente”. Muchas de las personas que suelen contratarme, lo hacen para poder adelantar alguna herencia, o algo por el estilo, ya saben, esas cosas que no pueden conseguir por que la persona que lo posee aun sigue viva.
La primera vez que mate fue a los dieciséis años de edad. Caminaba por un callejón, era tarde, volvía a casa solo, cuando de la nada salio aquel hombre, que con un arma en mi torso dijo: “Dame todo lo que tengas o disparo”, me resistí, amagamos por un rato con el arma, cuando pude sacársela, disparé. Minutos después se largo una gran tormenta, arrojé el arma y corrí. Varios pensamientos pasaron por mi mente luego de ese suceso, había matado a un hombre, pero no tenia miedo, no, no sentía miedo, tampoco sentía culpa, era como si nada hubiese pasado esa noche.
A los veintiún años de edad, trabaje con el hombre que seria mi maestro, no recuerdo como lo conocí, pero ahí estaba, convirtiéndome en un asesino profesional. Aprendí todo, todo lo que un asesino necesita, todas las formas de matar a alguien. Las armas, los métodos, era como un curso, o un estudio más, pero era distinto, estaba preparado para esto.
La principal característica que se debe tener para cumplir las tareas de un asesino, es la frialdad. Es no sentir nada luego de haber matado a alguien, por más que sea un niño, no se debe sentir nada de culpa.
Mi primer trabajo me lo dio mi maestro. Debía ir hasta la calle Fake 321 y matar a una anciana, su hijo era un maldito ambicioso que lo único que quería era su dinero, por eso nos había llamado. Toque el timbre y le dije a la anciana que era un amigo de su hijo, se lo había creído. A penas abrió la puerta, le tape la boca para que no pudiese hablar, saque un cuchillo y ¡Zas!, le corte la garganta. Fue fácil, había logrado ya mi primer sueldo.
Las cosas que pasan dentro de uno cuando realiza este trabajo son bastantes. Por mi parte me gusta hacer las cosas rápidas, ya saben, matar de un solo golpe, creo que eso hace que varias personas me contraten, les gusta la rapidez. Nunca sentí culpa, jamás la sentí. Muchas veces me pasa, que no entiendo como las personas de este mundo pueden ser tan egoístas, ¿Matar a sus seres queridos por un poco de dinero?, realmente no los entiendo.
A los veinticinco, deje a mi maestro de lado y empecé con mi propia “Agencia”, si es así como se puede llamar al lugar donde uno va y dice “Hola, quiero contratar un asesino.”, en fin, mi propio trabajo.
Los primeros meses, no frecuentaba tantos llamados, pero luego, mi teléfono empezaba a sonar más seguido, hacia muy bien los trabajos y las personas se pasaban mi numero cuando necesitaban mis servicios.
Para mi familia, soy un ayudante que trabaja en un bar por las noches, no puedo decirles que soy un asesino, no puedo decirles que cada noche salgo a matar gente, no seria bueno. Muchas veces eh pensado en dejarlo, para poder estar con ellos, quizás conseguir un trabajo decente y bueno, no ser un asesino, pero creo que si lo dejo, es como que una parte de mi moriría, estaría asesinando al asesino que tengo dentro mío.
No sé si es un trabajo que me guste, pero puedo hacerlo sin ningún problema, no me quejo por matar gente, no me impresiona, ni nada por el estilo, perdí la sensibilidad hace tiempo.
Muchas veces siento que soy como un ángel, me deshago del nombre asesino, y lo cambio por el de ángel. ¿Un ángel a sueldo?, no sé, pero realmente lo siento, siento que puedo controlar el tiempo de vida de mis victimas, matarlas el día que yo desee, arrebatarles su vida de un simple cuchillazo, balazo, o simplemente estrangulándolos.
Pero luego de pensar me doy cuenta de que no es así, me preparé, me entrené, digamos que estudie para ser esto, me gusta matar, soy frío, casi y no tengo sentimientos, creo que a ellos también los asesine, pero no importa, sin dudas eso soy y siempre lo seré.
No soy un ángel, solo soy un asesino a sueldo.

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