jueves, 20 de septiembre de 2012

Solo tienes que ir a dormir.


Jeff venia siguiéndome desde pequeño, al igual que a todos, pero se presento delante mío a los trece años. ¿No conoces a Jeff?, es ese asesino que vigila que te duermas temprano, antes que tus padres, que por cierto, ellos decidieron llamar “Coco”.
Todavía recuerdo las palabras de mi madre “Marcos, vamos a la cama, dale que viene el coco”, Nunca supe por que tenia que tenerle miedo a esa cosa, lo único que sabia era que si no me dormía, “El coco me comería”.
Pero, ¿Sabes algo? Ese señor existe, no se llama Coco, se llama Jeff, y no come niños, los mata.
Claro esta, que se de su existencia, por que lo dije al comenzar este relato, el se apareció delante mío a los trece años de edad, puedo decir que soy unos de los sobrevivientes de sus ataques, gracias a mi perro, si, si, a mi perro.
Jeff, a pesar de ser un asesino, es una persona, como vos, como yo, como todos, lo único que lo diferencia de los demás, es su cara.
El anda con zapatillas, un pantalón negro de vestir, y un buzo celeste, además del celeste, tiene manchas rojas, sangre de niños.
Pero no voy a irme por las ramas, hablemos de su cara. Esta es totalmente blanca, y esta quemada, un poco de cloro, hizo que su tez se volviera blanquísima, vodka para acompañar, una pelea y un encendedor que lo quemó, así sucedió. Cuenta la historia que Jeff amaba tanto su rostro quemado y blanco que no podía dejar de verse en el espejo, pero sus ojos se cerraban a causa del sueño, por esa razón tomo un cuchillo, y se corto los parpados de sus ojos. Aparte de amar su rostro, amaba reírse viéndolo, pero su boca no le dejaba reírse lo necesario, por eso con el cuchillo también se cortó sus mejillas, que ahora forman una gran sonrisa en su rostro, al estilo “The Joker”, pero aún mas escalofriante y enfermizo. Luego de que su cara quedase así y su mente totalmente retorcida también, sus padres intentaron matarlo, pero el los mato primero.
El se mira en el espejo a partir de las once de la noche, admira su hermoso rostro y mata a quien se le interponga en el camino, ¿Por qué? Por que esta loco, y como todo asesino, debe saciar sus ganar de matar, no hay otra explicación, elige niños por que son los primeros que lo molestan.
Yo no lo molesté, solo hice demasiado ruido.
Eran las once de la noche de un viernes, me desperté de repente, la ventana estaba abierta, era extraño, por que recuerdo que mi padre la había cerrado cuando fui a la cama. Me levante y la cerré, acto seguido, me dirigí hacia el baño, claro, para eso me levante, aparte de que entraba el frío por la ventana.
Cuando llegué al baño, noté que la puerta estaba entreabierta, en su interior la luz estaba encendida y parecía haber alguien frente al espejo. Entré, con el más mínimo cuidado, fui abriendo la puerta, pensando que quien estaba allí dentro era alguno de mis padres, con solo trece años quería asustar a alguno de ellos. Cuando ESA persona que estaba frente al espejo giro su mirada hacia mi, me di cuenta que no eran ninguno de mis padres, su tez blanca, sus grandes ojos, su sonrisa que inspiraba miedo, su buzo celeste, su pantalón negro, y su gran cuchillo, lleno de sangre. Era él.
¿Era él?, que digo, si para esa edad todavía no sabia ni su nombre, pero sin dudas, ERA ÉL. Me miro fijamente con sus grandes ojos, que no se cerraban, sin ninguna palabra y riéndose como un loco, levanto su cuchillo, y empezó a caminar lentamente hacia mí. Tontamente empecé a dar pequeños pasos hacia atrás, tropecé. En ese momento el se acerco rápidamente y riéndose cada vez mas fuerte, una risa siniestra y aterradora, pero pude levantarme y correr hacia las escaleras, tropecé de nuevo cayendo por estas. El dolor era terrible, tenia solo trece años y caí muy fuertes por las escaleras, no podía levantarme, mi cuerpo de niño no tenia fuerza, y Jeff estaba ahí, bajando las escaleras, riéndose como un loco, desaforadamente, y con el cuchillo en sus manos, bajaba lentamente, tenia que levantarme pero no podía, lo único que se ocurrió fue gritar: “¡¡¡Procer!!!, ¡¡¡Procer!!!”.
Jeff se acercaba, se acercaba cada vez más, estaba enfrente mío, levanto su cuchillo, y justo en ese momento apareció Procer, saltó y mordió su brazo, aproveche ese momento y con mis pocas fuerzas, me levante, corrí hasta la habitación de mis padres.
Abrí la puerta muy bruscamente, con eso solamente mis padres se levantaron, grite, y  grite “Esta abajo, ¡Esta abajo con Procer y quiere matarme!, Me levante y el coco quiere comerme”, mi padre bajo, pero cuando bajamos la puerta de entrada estaba abierta, y no había nadie.
En la puerta, estaba tirado el cuerpo de Procer, muerto, muerto estaba el perro que me salvo la vida. Después de horas de llanto volví a la cama.
Desperté y ahí estaba, en mi habitación. Cuando abrí las cortinas para que entrara la luz del sol, note que la pared estaba escrita con sangre.
Hoy tengo 21 años y vivo solo, voy a dormir temprano cada noche, para no cruzarme de nuevo con el loco de Jeff, pero jamás, jamás, voy a olvidar su horrible rostro, su siniestra y aterradora risa, pero sobre todas las cosas, jamás voy a olvidar la pared de mi cuarto escrita con la sangre de Procer, que solo decía: “Lo único que tienes que hacer es ir a dormir…”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario