Nos
encerramos en nuestras casas cada vez más y más.
Nos da miedo
salir a la calle o ¿Nos dan miedo las personas de la calle?, vivimos nuestros días
aferrados al miedo y a la posibilidad de ser lastimados.
La sociedad
nos hace daño y abre miedos. Caminamos rápido para no estar fuera, ya que
estamos agobiados de miedo y nada más.
Vemos a una
persona sospechosa a lo lejos y nuestro corazón ya empieza a latir rápido,
pensamos donde fue que metimos el celular o la plata, para que no nos saquen
las cosas.
Es increíble como
una persona puede incluso matar a otra, por un par de papelitos, que vaya a
saber quién, puso en él la palabra “100 Pesos”, ¿Ese es el valor de una vida?
Que va, en algunos casos vale menos que eso, tan solo un celular.
Llegamos a
nuestras casas y por fin nos “tranquilizamos”, pero, ¿Hasta cuándo?, ¿Hasta cuándo
vamos a estar seguros ahí?
Hay personas
que están encerrados cumpliendo una condena, por un crimen que ellos cometieron
y por ende se merecen tal condena, pero ¿Nosotros? Nosotros vivimos encerrados
cada vez más todos los días, con el miedo a salir a calle, es como si los
papeles se invirtieran y nosotros pasamos más tiempo encerrados que las
personas que mataron a alguien.
Salir a la
calle ya no es como antes, salir a la calle es ver de un lado para el otro rápidamente,
cuidarte la espalda, guardar el celular y la plata en el lugar más seguro que
tengamos y salir caminando, casi corriendo para no estar tanto tiempo afuera.
Muchas veces
salir encapuchado, es salir “Seguro”, podes caminar tranquilo, pero sin dudas,
no está nada copado que te miren de arriba abajo y pienses que robas o algo por
el estilo, no es agradable que cuando pases por al lado de alguien se aferren rápido
y fuerte a su mochila o bolso por miedo a que los arrebates y salgas corriendo
con ellos.
Vivimos en un
lugar donde los delincuentes caminan tranquilos y sin problemas, donde las
personas de bien se esconden en sus casas y temen hasta sentarse en la vereda,
vivimos en un lugar donde las personas sin trabajo igual reciben dinero,
gracias al gobierno, donde los policías se ven cada vez menos, donde los que
cometen un delito entran y salen a las pocas horas de la comisaria.
Vivimos todos
los días así, con miedo a que al salir nos apuñalen o nos disparen, vivimos con
miedo a que nos arrebaten la vida por un par de pesos o un celular.
Lo único que
puedo hacer, es estar en mi casa, enfrente de la computadora, escribiendo este
texto. Nos encerramos cada vez más y más, y en mi cabeza no deja de pasar una y
otra vez la misma pregunta:
¿Hasta cuándo
vamos a vivir así?