miércoles, 23 de enero de 2013

El reloj de plata. (III)


El departamento especial donde se ocultaban los restos del reloj de plata, era un lugar imposible de penetrar, bastante grande y con millones de alarmas, era imposible que mi yo del pasado y yo pudiéramos entrar en el.
Solo existía una forma y era entrando como oficiales del FBI, imposible. Yo era un era a penas un diseñador gráfico poco conocido y mi otro yo, bueno, mi otro yo estaba conmigo…
Por suerte y gracia de Dios, a medida de estos últimos años, haciendo mi trabajo logre conocer a bastante gente, entre ellos a Barney, un simpático oficial del FBI que trabajaba en el Departamento de Investigación y logística. ¿Casualidad que conozca justo a un oficial del FBI cuando estoy metido en todo este lío del reloj de plata? Puede ser, pero no es imposible.
Barney, como dije, trabajaba en el Dto. De Investigación y logística, un departamento que no estaba tan lejos del reloj de plata, pues, en muy pocas ocasiones, cuando no había casos que analizar, podían analizar casos inexplicables, como el reloj de plata y la historia de Meeks.
***
-Barney…
-Si Lucas, ¿Que pasa?
-¿Qué fue del reloj de plata? Digo, de sus restos…
-¿Eh?, ¿De que hablas?
-El reloj de plata, ese que encontraron hace tres años, salio en las noticias…
-¡Ah!, ese reloj, creo que sus restos siguen en el Departamento de casos especiales, ¿Por qué?
-¿Crees que siguen ahí?
-Si, deben seguir ahí, muy pocas veces salio de ahí para ser investigado, ya sabes que querían arreglarlo para ver si la historia era cierta… Pero Lucas, ¿Por qué tantas preguntas?
-Quiero el reloj.
-¿Vos estas loco?, ¿Cómo que queres el reloj?, no va a salir de ahí nunca, es imposible.
-No, no lo es Barney, vos podes ayudarme, lo necesito, se como arreglarlo.
-No, Lucas es imposible, no puedo meterme en ese departamento y vos menos, no va a salir. Aparte ¿Sabes como arreglarlo?, que clase de mentira es esa…
- No es mentira, Barney, te juro, mi yo del futuro, pasado, no sé de donde viene, tiene las partes que faltan, ayudame por favor, no lo aguanto más.
-¿Qué?, ¿Vos me estas diciendo que la historia del reloj de plata es verdad?
-Barney, ayudame y te juro que vas a ver algo inexplicable.
-Lucas, hace días te veo así. Podría perder mi puesto como oficial…
-Por favor Barney.
***
Barney había aceptado ayudarme a conseguir los restos del reloj de plata, se jugaba su puesto de oficial, podría perderlo, pero acepto ayudarme.
Luego de unos días de haberle hecho la propuesta, me llamo, eran buenas noticias, había conseguido poder reabrir el caso y analizar una vez más lo que quedaba del reloj en el departamento de Investigación y logística.
Barney, logro conseguir una identificación falsa para mi, iba a su departamento, como oficial normal, para analizar el reloj. Debíamos hacer todo rápido, pues, si su jefe nos veía, el podría terminar despedido.
A la mañana siguiente, fuimos hasta el departamento para robar el reloj, ahí estaban sus partes, eran hermosas, tres años guardado, pero brillaba como si fuera nuevo, era obvio que era el reloj de la historia.
Fuera en la calle, en un auto estaba mi otro yo, esperando a que le diera el reloj.
Lo tome y corrí, hasta la calle, dejando en el departamento una chaqueta con la falsa identificación, ya que debían estar seguro de quien era el ladrón, para que las sospechas no cayeran ante mi y mucho menos en Barney.
La identificación era de un cadete a ordenes de Barney, este le dijo que se iba un par de días de vacaciones y le dejo la su identificación y todo lo que tenia que ver con el FBI.
Barney debía comunicarle después que fue despedido de su cargo, eso me hacia sentir un poco culpable en el fondo, pero no demasiado como para no aceptar la identificación.
Subí al auto, y mi otro yo acelero y nos fuimos lejos, luego, abandonamos el auto y volvimos a mi casa.
Lo saque de mi bolsillo y ahí estaba, el reloj que permitía viajar en el tiempo a aquel que lo poseía, el de la historia que Meeks relato y quedo atrapado cincuenta años en el tiempo por el, era el misterioso reloj de plata…

martes, 22 de enero de 2013

Me molesta...


Muchas veces suelo callar varias de las cosas que me molestan, para no molestar a mi entorno, pero dentro de mi suelo gritar todas esas cosas que me molestan y tirárselas en cara a todas esas personas que me rodean.
Suelo gritar bien fuerte en mi interior: “¡Me molesta esto, esto y esto!” y me imagino como reaccionan las demás personas. Pero cuando abro los ojos ahí estoy, diciendo otra vez “Si, esta bien”, “No pasa nada”, o simplemente sonriendo o largando una pequeña risa como si nada me hubiera molestado.
Suelen molestarme ese tipo de personas, que dicen “No lo vuelvo a hacer” y luego los ves ahí, haciendo lo mismo una y otra vez.
Me molestan demasiado ese tipo de personas, que les molestan otras personas, me molesta, que se fijen demasiado en los defectos de los demás, como si ellos mismos se conocieran lo suficiente para decir que son mejores que el resto.
Me molestan también, ese tipo de personas que suelen humillar a otras personas públicamente, cuando uno es humillado se molesta, pero no le molesta humillar al otro, y eso me molesta.
Me molesta que mis amigos no me llamen o se junten a hacer algo sin mí, me molesta no poder hacer nada al respecto.
Me molesta que mi ex me hable cortante, sabiendo que pasamos por muchísimas cosas y que antes solíamos contarnos todo, pero si me hablara como antes, también me molestaría que lo haga.
Me molesta que mi novia no tenga tiempo para mí, pero puedo llegar a entenderlo.
Me molesta enterarme cosas de terceras personas, me molesta más aun la gente que no puede dar la cara.
Me molesta que no me salgan las palabras para expresarme.
Me molesta quedarme callado en los momentos más importantes.
Me molesta que quieran cambiarme, me molesta que el resto piense que hay que ser como otros.
Me molestan las personas que se quejan de otras personas, me molesto de mi mismo.
Me molesta que me oculten cosas.
Me molesta que no puedan entenderme.
Me molesta pelear.
Me molesta que quieran cambiar mi forma de pensar.
Me molestan millones de cosas, pero ¿Saben que?, solo me quedo callado para no molestar a otras personas, o simplemente no pelear.
Me quedo callado, sin decir una palabra, callado y calmo.
Si estoy enojado, triste, decepcionado, o alguna otra cosa, suelo callarme y guardarme todos esos sentimientos para mi mismo. Muchas veces no puedo hacerlo y los largo, pero no por completo, solamente una cuarta parte de ellos. No puedo más, me quedo callado.
Pero muchas veces me molesta quedarme callado tanto tiempo, muchas veces me molesta no poder gritarle al mundo todo lo que siento. Pero aun así, me quedo callado…

jueves, 17 de enero de 2013

Un héroe de ciudad.


Siempre creí que desde pequeño uno se forja el destino que desea, y que su futuro básicamente se basa en eso, en lo que uno elije ser.
Después de un tiempo, pude darme cuenta que el destino y el futuro que uno elije puede cambiarse.
A mi, no me tocaron varias opciones para elegir que iba a hacer. Digamos que no crecí en un lugar apacible en donde crecen la mayoría de los chicos, yo era de esa minoría que paso su infancia en los lugares más inseguros de Buenos Aires. Nací y me críe en una pequeña villa de emergencia.
Claro que eso no me impidió que sueñe con viajar a la parte más linda del mundo, o creer que en un futuro todo seria mejor para mi familia y para mí. Pero lamentablemente esos sueños se fueron desvaneciendo a medida que fui creciendo, a medida que el tiempo pasaba fui dándome cuenta que era una boca más en mi familia y que eso no era bueno, era un gasto, gasto en comida, en ropa, y cosas que un niño necesita.
Al existir estos gastos en mi casa, todo era escaso, era escaso el dinero, la comida, la ropa, no alcanzaba para todo, solo para un tercio de todo lo que necesitábamos.
Fue por eso que con solo trece años decidí ir a buscar empleo y así poder ayudar aportando algo de dinero, pero hiciera lo que hiciera, con la edad que tenía no lograría trabajar en ningún lado.
Sin empleo, volví al barrio. Fue en ese momento donde me encontré con un amigo mío de hace ya varios años, se podría decir que nacimos juntos, un compañero de toda la vida. Pero que va, solo me trajo problemas haberle echo caso.
Me pregunto si quería conseguir dinero, mi respuesta fue claramente un si. ¿De donde sacaríamos ese dinero? Robando.
Fue así como me agarraron en Avenida Corrientes dos policías, justo en el momento donde le arrebataba la cartera a una anciana mayor, también fue en ese momento cuando me di cuenta que a quien yo creía un compañero de toda la vida, me abandono sin dejar rastro alguno.
Volví a casa con mi madre, era obvio que cuando llegara me esperaba una gran tunda después de lo que había echo.
Pero no fue la primera y ultima vez que hacia algo así. Seguí robando una y otra vez, mintiéndole a mi vieja de que había conseguido por fin un trabajo donde no se fijaban si tenías el secundario completo o no.
Cinco años después cumpliría la mayoría de edad, mis entradas y salidas transitorias entre las diferentes comisarías de la zona, ya no seria lo mismo. Esta vez si cometía un error, podría quedar encerrado por un largo tiempo.
Lamentablemente ese error sucedió, y fue así como quede encerrado hasta la edad de veintitrés años. Me dejaron salir un año antes por la buena conducta que tenia en aquel lugar. Durante todos esos años de exilio, esos años de estar solo si nadie a mi lado, pude reflexionar, me di cuenta que era un ladrón, alguien que ni siquiera merecía vivir después de los actos que cometí.
Al salir, fui hasta mi barrio, a ver a mi familia nuevamente, pues, ellos no esperaban que saliera tan pronto. Hace bastante no los veía, de un día para el otro dejaron de visitarme sin más.
Al llegar donde estaba mi casa, vi que esta estaba en malas condiciones, la habían prendido fuego. Los vecinos que pudieron reconocerme, me dijeron que cuando caí preso, personas en busca de justicia por los crímenes que había cometido prendieron fuego todo y con un arma le quitaron la vida a cada integrante de mi familia.
Entre en mi casa echa pedazos, me arrodille y lloré. Invadido por una furia tremenda, ¿Esto era lo que un criminal debía pagar por sus crímenes? ¿La muerte de toda su familia?
En un viejo armario quemado, había una caja de hierro que el fuego no pudo quemar, en su interior, un buzo bastante grande, unos pantalones, varias armas y una simple nota.
“Sal de aquí y haz justicia por los vivos, por ti mismo, no por los muertos. Estamos bien.”
Era como una nota consuelo. Pero dentro de mi nada podía consolarme, había una ira gigantesca, ¿Habrían escrito esa nota por que sabían lo que venia? Todavía los extraño.
Me puse los pantalones, tome las armas y el buzo. Salí a la calle.
Dentro de mí estaba esa sensación que sentía cuando salía a robar, pero era distinto. Sentía que estaba cambiando mi destino, eso que creía imposible, por fin estaba pasando, solo queda saber que me depara mi futuro después de esto que elegí.
Esta vez me veía otra vez en Avenida Corrientes, otra vez una anciana, pero esta vez no era yo el que estaba robándole, esta vez, estaba defendiéndola, esta vez, yo no era el criminal…

viernes, 11 de enero de 2013

El reloj de plata. (II)

-Sigo sin entender que haces acá.
-Ya te dije, vine para arreglar tus errores.
-¿Mis errores?, ¿MIS ERRORES? Querrás decir los tuyos.
-No, acordate que somos los mismos, claro que yo soy del futuro…
-¿Del futuro? Dale, lo único que sabes decir es eso viejo, seguramente queres que caiga en tu juego para después estafarme. ¿Te pensas que  no conozco a gente como vos?, dale, andate.
-¿Seguís sin creerme? ¿Sabes algo? ¿Sabes como llegue acá?
-No, no me interesa, quiero que te vayas.
Abrí la puerta y justo cuando estaba por echarlo, me susurro al oído.
-Me trajo el reloj de plata.
-¿Qué? Sentate. El reloj de plata es una tonta historia infantil, aparte, solamente existió uno solo en el mundo y se rompió.
-No, vos sabes que no solo es una tonta historia, los restos del reloj se encontraron, pero jamás pudieron armarlo de nuevo.
-¡EXACTO! Por esa razón es imposible que vos vengas del futuro, ahora retirate.
-Realmente no vengo del futuro.
-Retirate.
-Vengo del pasado, pero también del futuro.
-Imposible.
-James Meeks, el viajero que escribió la historia sobre el reloj de plata, quedo atrapado en el tiempo, ¿Te acordas?, el tenia que esperar cincuenta años para volver a usar el reloj de plata, lamentablemente, murió.
-¿Y?
-Y ahí fue cuando yo encontré el reloj. La historia que escribió Meeks, no era más que un cuento para niños, pero yo sabia que el reloj existía y fue en aquella pequeña tienda que lo compré. Viaje al futuro y no fue agradable, volví al pasado, hace aproximadamente tres años para poder verte, ¿Ahora entendes?
-Claro, es razonable. Hace tres años atrás encontraron los restos del reloj de plata, pero nunca supieron repararlo. Pero…
-¿Te queda alguna duda?
-Sigue siendo imposible, ¡El reloj de plata no permite a los viajeros encontrarse con ellos mismos!, ¡Según Meeks los enviaría de nuevo hasta su tiempo actual!, Explícame eso maldito mentiroso…
-Lo que Meeks no sabía es que el reloj de plata al romperse, perdió su “Magia” por así decirlo y de esa manera puedo estar teniendo esta charla con vos.
-¿Y el?
-Ha, vamos, quedo atrapado en el tiempo, el no había nacido todavía, era imposible encontrarse con el mismo.
* * *
-¿Y entonces queres que te ayude a repara el reloj de plata?
-Si.
-Va a ser difícil, los restos están guardados en un departamento especial, para que nadie pueda tocarlo, debería tener un permiso especial y lamentablemente no lo tengo.
-Ha, vamos, tengo que poder arreglar el reloj para irme de acá y dejarte tranquilo con tus errores, eso es lo que hubiera querido Meeks.
-Voy a hacer lo posible, yo también quiero que te vayas, no quiero convertirme en vos.
-Jaja, eso lo veremos, solo el tiempo lo dirá...


lunes, 7 de enero de 2013

Esta historia recién empieza.

Muchas veces no puedo dormir, y al no poder dormir, me pongo a pensar, pienso bastantes cosas, diferentes cosas, pero al final termino centrándome en un solo tema y pienso solo en eso.
Anoche, me puse a pensar en una sola cosa, y fue en el momento donde volvimos a hablar nuevamente. ¿Te acordas? Después de que no quería dirigirte la palabra.
Tenia un nudo en la garganta, me hablaste y no sabia que decir, me quede callado como un tonto, las palabras no me salían. ¿Y en mi interior? En mi interior pasaban millones de cosas, no sabia que hacer, termine haciendo lo que sentí que era correcto.
Te toque el hombro para que me miraras, y con muy poquitas fuerzas lo único que salio de mi boca fue un “Te amo”, no pude decir “Si, te perdono” o “Estas perdonada”, lo único que dije fue “Te amo”.
Fue en ese momento, cuando me di cuenta lo que realmente sentía por vos, fue cuando me di cuenta que ya no eras como cualquier persona, fue cuando me di cuenta que me pasaban cosas con vos, cosas que con los demás no me pasaban. Fue entonces cuando me miraste y no hicimos más que besarnos.
No estaba seguro si el haberte perdonado estaba bien, pero si estaba seguro de algo, pase lo que pase, no quería perderte, no te quería lejos de mí.
Había pasado tiempo desde que no hablábamos, por diferentes idas y vueltas, y eso ya me daba miedo. ¿Pero sabes que me daba más miedo? El hecho de que no éramos nada, y al decir que no éramos nada, me refiero a nada serio, me daba más que miedo el perderte, el saber que no eras mía, pero ahí estaba, intentándolo una vez más, solo una vez más.
También me acuerdo de tus palabras: “Fue un error”, ¿Pero sabes una cosa? Nada es un error, si las cosas pasaron, fue por que así tenia que ser. No me catalogo como santo, claro que yo también cometí “Errores”.
Idas, vueltas, idas, vueltas, así fue todo el tiempo.
También tenia miedo a equivocarme, miedo a ser lastimado otra vez, estaba confundido, mi cabeza decía que no lo intente más que me olvide de todo, pero mi corazón decía que si lo haga, que intente nuevamente.
Pero como ya dije, ahí estaba, intentándolo nuevamente, con miedo, pero intentándolo de nuevo.
A lo largo de todo lo que nos conocimos, siempre alrededor nuestro había personas que tanto a vos, como a mi, nos lastimaban y así fue que nos lastimamos también los dos, llegando al punto de no hablarnos por meses.
¿Te puedo contar algo? En esos meses, te extrañé, y te extrañé mas de la cuenta, extrañaba nuestras charlas, extrañaba tus abrazos, tus miradas, tu sonrisa, extrañaba todo, y pese a que estaba con otra persona, nadie podía reemplazarte, nadie, siempre estabas en mi cabeza, fui un tonto al pensar que estando con otra persona iba a olvidarte.
Después de eso, volvimos a hablarnos, parecía que todo iba bien, que había vuelto a ser lo de antes, pero no fue así. Me lastimaste.
Lloré, me enoje, no quería hablarte, estaba decepcionado, no quería hacer nada, no quería hablar de nada con nadie, quería olvidarme de todo y nada más.
¿Sigo? Después de eso, buscaste la excusa perfecta para que volvamos a hablarnos, pero no tenía pensado hacerlo, no quería. ¿Cómo me sentí? Usado, como un juguete, como uno más.
¿Qué termine haciendo? Termine de todas formas hablándote, ya te lo dije, estaba confundido, pero al final hice lo que pensé que era correcto, nos besamos.
Fue como que un día para el otro todo se arreglo, otra vez, parecía que todo iba bien, pero en el fondo los dos sabíamos que era la última vez, que si no funcionaba ahora, no iba a funcionar más.
Aposté todo a vos, a que todo iba a salir bien, sabia que podías lastimarme una vez más, pero lo hice, confíe otra vez.
¿Seguimos?, ¿En serio querés saber como terminamos? Juntos.
Te conocí, me enamore, llore, me enoje, te cele, te abrace, te bese, te mire, te sonreí, me reí con vos, nos dejamos de hablar, volvimos a hablarnos, me enoje de nuevo, te cambie, me cambiaste, volvimos a hablarnos una vez más, nos besamos muchas veces más, nos pusimos de novios, te elegí a vos, ¿Algo más? Ha si, te ame, te amo y te voy amar hasta el cielo.
Sé que en cualquier momento se puede terminar y se que capaz no voy a tenerte por siempre a mi lado, por eso disfruto cada momento con vos, cada risa, cada mirada, cada abrazo, cada beso, disfruto todo de vos.
A pesar de las idas y vueltas, todo termino bien, ¿No?
Pero, ¿Sabes algo? Esta historia no termina acá, te puedo jurar que la verdadera historia recién empieza…

domingo, 6 de enero de 2013

Boxeandole a la vida.


-Uno, dos…
Caí, ni siquiera estoy entre las cuerdas, estoy en la lona.
-Tres, cuatro…
Lo perdí todo, en cuestión de segundos.
Jamás pensé en caer, jamás. Estaba invicto, pero todo lo que sube, lamentablemente, tiene que bajar.
Yo subí bastante alto, o debería decir mejor, la fama se subió a mi cabeza y de alguna manera no me dejo pensar en lo que hacia.
Los demás boxeadores tenían razón al decir que de todas las peleas, la pelea contra la vida seria la única en la que si importaría ganar, que las demás serian solo basura. Pues, aun que las demás fueran solo basuras, igual las gané.
¡Que tonto fui!, me confíe demasiado, pensaba que la pelea contra la vida seria como las demás, como todas las basuras que gané. Pero no es así, estuve equivocado, la vida golpea, y golpea mucho más fuerte que cualquier boxeador con el que haya peleado.
En un momento me creí invencible, o algo por el estilo, pero ¿De que servía ser invencible si al fin y al cabo la pelea mas importante de todas la perdería?
La fama, el dinero, el poder de estar primero en todos los podios se había apoderado de mí, el salir por la calle, dar fotos y autógrafos a la gente que me seguía, me hacia sentir mucho más importante, invencible.
Era aquel boxeador que estaba en la boca de todos, era aquel boxeador que se había echo desde abajo, pero que ahora estaba arriba, era conocido, era famoso.
Pero muy en el fondo era aquel boxeador que se había olvidado de sus principios, que estaba cegado, que se olvido de cómo y donde se crío.
Pero ya se los conté, la vida golpea y muy fuerte.
Con el tiempo, fui olvidándome también, que tenia una esposa y dos hermosos hijos. Me olvide que ellos lo eran todo, los cambie.
Los cambie por la fama y el dinero, pero el cambio no fue por siempre, no solo los cambie, sino que también los perdí.
Luego llego la perdida de un titán, de la figura más grande que existía para mí, la muerte de mi padre. Aquel hombre que me había enseñado lo hermoso que era el boxeo, que era mucho más hermoso tener el respeto de todos, que la fama y el dinero. Pero, ¿Saben que?, También lo cambie.
La vida me dio unos pocos golpes hasta ahora, y casi me deja knockout, me dejo entre las cuerdas, me hizo tambalear, me hizo tropezar, me hizo tocar la lona y hasta me lastimó.
-Cinco, seis…
No importa cuantas veces caiga, no importa cuantas veces me golpee, voy a levantarme y a pelear.
Voy a pelear cada round, como si fuese el ultimo, voy a hacer lo que mejor se hacer, lo que mi padre me enseño, boxear y sacarle el respeto a esta vida.
La vida me golpeo varias veces, los golpes, hicieron que vea todo lo que perdí, y todo lo que gane, y hoy, prefiero pelear por lo que perdí, antes de quedarme con lo que gane.
La fama no vale nada.
-Siete, och- ¡LA PELEA CONTINUA!