sábado, 10 de noviembre de 2012

El hombre del tapado en el andén.


Calzada ya no era lo que solía ser, perdió su hermosura cuando algo extraño entró en ella.
Recuerdo que todo comenzó el veintiuno de abril de 2015, era mi último año en la secundaria, faltaban meses para irnos de viaje de egresados. Ese día recuerdo haber salido a las dos de la tarde, los horarios de las escuelas privadas pueden ser bastantes pesados, pero ya estaba acostumbrado.
Veía a todos correr de un lado para el otro, con el pasar de las horas, las tiendas se iban vaciando por causa de los saqueos que existían, no entendía que pasaba. En mi barrio, todo iba igual, nadie corría de un lado al otro, capaz algún que otro perdido, pero no más que eso.
Cuando llegue a casa, escuche decir a papá que teníamos que irnos, que no faltaba mucho para que llegaran a la casa. Todavía sin entender nada, y por más que haya preguntado miles de veces, no respondían mi pregunta, seguía sin entender. Subimos al auto, mis padres y yo, mis hermanos habían salido ya de la ciudad. Fuimos por Avenida San Martín hasta 20 de Septiembre, después de eso llegaríamos a la estación de trenes.
En el poco trayecto que teníamos hasta allá, en otro par de horas, había calles cortadas, autos prendidos fuego, todo era un caos.
Una vez que llegamos, vimos una cantidad de gente, que jamás habíamos imaginado ver en la estación, todos querían tomar el tren, irse lejos.
No había trenes. Al recibir esta noticia, todas las personas que se encontraban ahí, reaccionaron violentamente, fue en ese instante que quede solo.
Desperté en el piso, mareado. Una vez más no entendía que pasaba. Sentía un gran dolor en la cabeza, tenia sangre en ella, alguien me había pegado.
El lugar donde desperté, no era la estación de trenes, estaba en Bernardino Rivadavia, la calle estaba tranquila, desolada, no sé ni como llegue allí, estaba solo.
Fui recorriendo todo Calzada, parecía no haber nadie, parecía que el caos se había disipado, nadie, absolutamente NADIE estaba en las calles.
Fui hacia la estación de trenes otra vez, para ver si podía encontrar a mis padres, no tenia mi celular, seguramente se me cayo cuando empezaron los violentos golpes, o me lo robaron cuando caí desmayado después del golpazo que yo recibí.
En la estación tampoco había nadie, era como si algo hubiera pasado y se hubiera llevado a todos los habitantes de Rafael Calzada.
Cuando pensé que todo estaba perdido, que no tenia a donde ir, que estaba solo, pude ver, que en el anden de la estación había alguien parado, esperando algún tren que pase por ahí. Sin dudar, corrí hasta allí y le pregunte que paso, donde estaban todos. Me miro muy fijamente, y lo único que dijo fue “¿Así que todavía estas vivo? “, me tomo del cuello y me levanto muy fuerte hacia arriba, mis pies ya no estaban en el suelo, tenia uñas largas, con filo, me lastimaban el cuello, me miro nuevamente, y dijo “Já, si sos solo uno más, quizás, el único que queda vivo, un momento…”, Acerco su rostro hacia mi y dijo “Claro, sos el chico que tire en aquella calle, tonto, tonto, tonto, ¡Te deje escapar y volviste para morir!”, gritaba y gritaba, pero era inútil, estaba solo y nadie podía ayudarme, fue en ese momento que me desvanecí otra vez.
Desperté. Nuevamente estaba tirado en la calle, pero esta vez era distinto, en mi bolsillo había una nota, esta decía “Quizás no estas solo, solo debes buscar, muy pocos están escondidos, tirados en las calles, con miedo a estar como vos, solos. Sos único, todos eran únicos, pero solo unos pocos quedaron en la ciudad. Ya no tenés familia, ya no están acá. Vos pudiste verme, debí matarte, pero ya te lo dije, sos único, y veo algo que dice que vas a poder empezar solo. En otra ocasión voy a venir a buscarte, tenés tiempo.”
En ese momento me vi parado en la estación de Calzada, me calmaba la idea de no estar solo, pero era distinto, ya no tenia familia, debía armar una ciudad nueva con tan solo diecisiete años.
Por más que hoy sea una nueva Calzada, ya no es lo de antes, perdió su hermosura. Algo extraño entro en ella, ese alto señor del tapado volverá a buscarnos, pero cuando vuelva, no pasará lo mismo que en 2015.

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