Las luces de la casa se apagaron totalmente, alguien había
corrompido en ella dejando a todas las habitaciones sin luz alguna. Caminé
hasta el comedor para agarrar una linterna y así alumbrar los generadores de
luz de la casa, seguramente allí estaba el problema.
Abrí la puerta trasera y camine hasta los generadores que se
encontraban a tan solo un par de metros, estaban totalmente rotos, como si algo
los hubiese rasgado y roto de un solo golpe. Fue entonces cuando alumbre hacia
la puerta y pude ver que algo de un diminuto tamaño entraba en la casa, había caído
en su trampa.
Cuando entre en la casa, iluminando el teléfono que esta en
el lavadero, pude notar que hasta la línea del teléfono se encontraba rota. Me encontraba
sin luz, sin comunicación alguna, sin nada, y con aquella o aquellas criaturas
dando vuelta por los pasillos y los cuartos de la casa.
Tenia en claro que debía hacer, tendría que ir a esconderme
en el sótano, hasta que aquella cosa se fuera de casa, hasta que se encendiera
el mañana y saliera el sol, sin hacer el más mínimo ruido. La linterna tenia en
su lomo un medidor de energía que mostraba cuanto de energía me quedaba para
iluminar, recuerdo que fui a comprarla a la ciudad R.C-001, por si alguna vez
pasaba esto de quedarme sin luz.
Si hay algo que no les gusta a estos bichos, es la luz. Por
esa misma razón antes de atacar a sus victimas dejan la casa totalmente a
oscuras.
No tendría un arma, ni nada por el estilo, pero al menos
tenia una linterna, y se que con al menos ese pequeño destello de luz los mantendría
al menos un rato alejados de mi.
Me quedaba menos de la mitad de la batería, había olvidado
cargarla.
Los pasillos de la casa, que sin dudas hice que la
construyeran gigantesca, sola para mi, se hacían interminables y la batería de
la linterna se me acababa, en ese momento se me ocurría pensar que hubiera sido
mejor haber construido una casa de menor tamaño, pero ya no había tiempo de arrepentirse
y menos en una situación donde las bolas de pelos come sangre se encontraban
dando vueltas en la casa.
Las bolas de pelo come sangre, más conocidas como Hantios, solían
ser conocidas mucho antes de que la ciencia y la tecnología avanzaran, desde el
año 2030 hasta hoy, como simples “Ovejas”.
Justo en el pasillo se me apago la luz, la batería estaba
muerta. Mi respiración se agitaba cada vez más y la adrenalina invadía mi
cuerpo. Me encontraba a tan solo pasos del sótano. Debía pasar por dos largos
pasillos hasta aquella puerta que podía salvarme la vida.
Camine y las maderas de aquel piso hacían un rechinido cada
tanto, que me delataban ante los Hantios y me ponían más nerviosa. Los pasillos
se me hacían interminables.
Los Hantios suelen atacar con más frecuencia a aquellas
personas que suelen vivir solas, o por alguno motivo se encuentran solas en
casa. La tecnología avanzaba en el 2030 y los experimentos se realizaban en
varios animales, pero los que se volvieron realmente hostiles fueron las “Ovejas”
que existieron hasta el 2032 aproximadamente, luego se transformaron todas en
Hantios, bestias inteligentes, y con hambre de sangre humana, nada más y nada
menos.
Recordaba a las ovejas, tuve una experiencia con una de
ellas en algún momento de mi vida, pero no muy buena. La cosa es que mi papá
tenia cabañas en Entre Ríos, era una zona media campo, los vecinos de al lado tenían
una nena que en aquel momento tendría cinco años, esa nena tenia una “Mascota”,
una oveja que se llamaba “Bebe”, a todos les gustaba la oveja, Rodrigo, mi
hermano, le daba de comer y todo, a mi mucho no me iban los animales y me daba
igual, pero una tarde, no entendia que le paso a Bebe, que se me acerco, a mi
me dio miedo y empecé a correr, pero ella me siguió y me dejo arrinconada
contra la pared, fue entonces cuando aquella oveja me empezó a dar cabezazos en
las rodillas y no paro hasta que Rodrigo le dio comida.
Desde ese entonces, nunca más quise ver a una oveja, pero
luego de que se transformaran en Hantios, nunca me imagine que estarían
invadiendo mi casa para devorarme. Quizá aquella oveja, quizás “Bebe” se estaba
por convertir en una de esas bestias, quizás allá ido a buscarme a casa ahora
que vivía sola.
Pero no había tiempo para recordar, ni para pensar que seria
de Bebe ahora, solo tenia que llegar hasta la puerta del sótano.
Llegue y abrí la puerta, no podía creerlo, allí estaba, en
el sótano, me había salvado por muy poco, pero al fin y al cabo, allí estaba.
A la mañana siguiente pude recién salir de aquel cuarto. Cuando
lo hice la casa estaba revuelta, dada vuela por completo, era hora de mudarse
nuevamente, era hora de irse nuevamente a la ciudad y olvidar la tonta idea de
vivir en el campo apartada de tanta tecnología y tanto ruido. Prefería mil
veces el ruido y las molestias de la ciudad a que entrasen nuevamente en mi
casa aquellas cosas.
Pero sin embargo, logre entender que Bebe había estado allí
y me estaba buscando, quizás aun me busque, pero no podrá en la iluminada
ciudad.
En la pared con rasguidos se encontraba escrito: “Te
olvidaste de Entre Rios?”