miércoles, 16 de octubre de 2013

El verano y 20 de Septiembre.

Lloré, pero de la bronca que tenia encima, ya no aguantaba más estar ahí, corrí por toda la San Martín, como cuando corren los adolescentes por las noches para que no los roben. Hacia mucho calor, era verano, la transpiración me mojaba la cara, como también lo hacían mis lágrimas, las largas cuadras hacían que deje de correr, pero no lo hice, no hasta llegar a 20 de Septiembre.
Algo tenía 20 de Septiembre que lograba calmarme y hacerme olvidar de todos los problemas que me agobiaban, algo tenia esa calle. No sé realmente que era, realmente no lo sé, quizás eran sus negocios, la gente que caminaba por ella, una calle con tanta vida y más en verano, cuando las clases ya no existen y el espíritu adolescente esta suelto por todos lados, buscando un lugar para pasar el rato.
Me la podía pasar todo el día caminando de un lado al otro y no aburrirme. Ese día al igual que la mayoría de las veces, como al no estar en casa, seguramente me encontraría con los niños del colegio, esos que siempre están molestándome y ni mamá, ni papá, hacen nada al respecto, ni siquiera el colegio mismo me defiende, pero no importa. Sabía que al doblar la esquina, iba a estar ese grupo de chicos, y no me equivoque.
Ahí estaban, intente cruzarme de vereda, pero ya no se puede, estaba ahí y era yo esa persona a la que toman de punto, y como la mayoría de mis días, una vez más había recibido una paliza.
La noche llegaba y cubría a la hermosa Calzada, otro día de verano se iba terminando y debía despedirme de 20 de Septiembre, hasta el día siguiente.
Una vez más volvía a casa, una vez más golpeado por mis compañeros y seguramente iba a tener que aguantarme los maltratos de absolutamente toda mi familia hacia mi. Lloraba, pero nadie me escuchaba, nadie escuchaba, por más fuerte que lo hiciera, parecía que mis llantos eran una parte más del silencio que me rodea.
Vi como llevaban mi cuerpo aquella noche en aquella ambulancia, pero todavía no lo entendía, había saltado del edificio más alto de 20 de septiembre, pero mi cuerpo seguía allí, yo me veía y caminaba, tranquilo caminaba por la calle, de un lado al otro, buscando comida, carne era mi preferencia, y si era de jóvenes, mucho mejor.
Con el tiempo, se que los habitantes de Rafael Calzada, me convirtieron en una leyenda urbana y que varios han dejado de caminar por 20 de septiembre por las madrugadas, por miedo a encontrarme.
Hasta yo me daría miedo, pero quedense tranquilos que solo los veranos me atraen a Calzada, el resto del año, duermo una siesta eterna, para tener fuerzas.
Me convertí en un monstruo que vaga por las calles en las noches de verano, me convertí en “Tenues” o por lo menos así es como me llaman, pero no fue por que quise, fue por que nadie escucho mis llantos, fue por que grite fuerte y nadie quiso escuchar, fue por los maltratos, fue por todo lo que llego a cansarme en la vida, que hoy estoy caminando detrás de ti para asesinarte y dejarte sin vida.
Escucharte gritar, escucharte llorar y no dejarte, solo asesinarte, como fue que me asesinaron, como fue que me llevaron al suicidio, como nunca a mi me escucharon, eso es ahora lo que hago, eso es ahora lo que soy.

lunes, 7 de octubre de 2013

Solo queda imaginar.

Se saca los lentes, se pasa la mano por los ojos y aleja el cansancio unos quince minutos más, pone música y trata de pensar en que escribir, da un par de vueltas por la web, buscando películas o música nueva para escuchar, se levanta para ver su celular que esta cargando, y que no le haya llegado ningún mensaje, o Whatsapp.
Se sienta nuevamente y empieza a transportarse a un mundo que no todos conocen. Empieza a utilizar su imaginación, esa herramienta que solo algunos poseen. En algunos casos, la imaginación persiste, y en otros desaparece.
La imaginación se encuentra más habitualmente en los niños, pero, ¿Quién dice que este adulto que escribe no puede tenerla? No se si lo que voy a decir, esta todo en lo correcto, pero creo que los soñadores son los que más imaginación tenemos, si, yo me considero uno. No todos los textos de mi Blog se escribieron por que si, muchos me los imagine, me los imagine como yo quería, como me parecían a mi, como me imagino muchas veces Londres, ese sueño que tuve desde pequeño, aun persiste en mi y lo imagino cada día como el lugar perfecto para irme a vivir.
Los soñadores que fracasan y tiran su sueño a la basura, son la otra mitad de la imaginación, esas personas que al leer o mirar una foto, no pueden imaginarse absolutamente nada, o solo lo más mínimo. Debe ser triste eso.
La imaginación lo transporta hasta los lugares más íntimos del mundo, lo transporta hacia el futuro y hacia el pasado, sin necesidad de una maquina del tiempo, solo con imaginar. Sus dedos no paran de presionar tecla tras tecla, para solamente si necesita tomar un poco de agua, lee lo que viene escribiendo hasta ahora, eso le gusta, le gusta lo que el mismo escribió, y  muchas veces no puede creer que eso haya salido de su mente, que eso lo haya escrito él.
Muchas veces sus historias le asustan, los momentos de suspenso, los lugares, la sangre, los dragones, pero al fin y al cabo, le gusta, le gusta lo que escribe.
Se traba. Las ideas se le van por un momento.
Pero ahí se escuchan nuevamente las teclas, una tras otras forman las palabras perfectas para la historia, solo estaba pensando como seguir, solo eso.
Su imaginación le permite crear a personas en tan solo segundos, como son, bah, en realidad, como el quieren que sean. Por lo general los hace para que encajen perfecto en la historia.
Imaginación, imaginación, imaginación, que seria este escritor sin ella? Que seria de los soñadores sin la imaginación?
Lee lo escrito hasta ahora, y sonríe. Sonríe, por que a los lectores solo les queda una cosa luego de haber leído todo esto hasta acá.
Solo les queda imaginar como se siente esta persona al escribir esto, al escribir todos sus textos, como imagina sus historias, como viaja de aquí para allá, sin necesidad de levantarse de la silla, como conoce personas nuevas cada vez que escribe, como mira a través de textos, cosas que nunca vio en su vida, como imagina, como sueña.

Solo queda imaginar.